Cansancio.
A cada minuto, a cada segundo, se cuela entre mis pensamientos el cansancio que tengo. No se trata de un cansancio físico. Se construye desde otro lugar menos tangible, más etéreo como es la mente y el reflejo de lo social. Así pues es un cansancio por un futuro que no puedo cambiar, que no puedo manejar, al cual me enfrento con la furia de una rutina marchita, eficaz a medias, ausente de pasiones. Monotonía podría ser uno de sus síntomas. Pues, si se constituye como mecánica tu existencia, si la vida se genera entre los espacios que deja, en mi caso, el estudio sin fecha de caducidad, ¿cómo recuerdo lo que es dar un paso tras otro con una sonrisa no anecdótica?
Miro y veo a personas con determinaciones férreas a cambiar su mundo, con unas herramientas que han conseguido con el desarrollo de su vida, sus habilidades o han encontrado con la suerte o el contexto. Miro. Y miro.
y miro
Y MIRO
Hasta que no queda nada más que una imagen distorsionada por unos ojos incapaces de enfocar un futuro que no solo tiene los márgenes oscurecidos por la incertidumbre, desgastados por el ansia de que me mostrase algo que jamás se contempló como opción. Su interior es un basto mundo de nada. Una niebla nocturna ocupa lo que una vez fueron sueños yermos. Desde aquí intento construirme.
Ser/no ser.
Querer/no querer.
Las posibilidades de mi futuro las miro en la incapacidad de mi monedero por generar riquezas, en la infructuosa labor estéril de un currículum cansado. ¿Qué soy sin no sé reinventarme? ¿Si mi única especialidad es equivocarme constantemente de camino? ¿Y si solo soy capaz de estar sin ser? Miro de reojo por un retrovisor creado con sueños que no recuerdo de infancia. Mas no hay respuestas o indicios de una pista que me guíe en este mundo a
d
u
l
t
o
¿Soy el mosaico que la mira de los demás me devuelve cargada de incógnitas que no quiero resolver, porque nombrarlas sería darle poder? O soy el rechazo de puertas cerradas que marcan su Sino en mi puerta cansada que encierra una chispa de pasión.
Tan solo soy una geometría social de esperanzas de generaciones que trataron de no dejarse las rodillas en el feudo señorial, sueños convexos de modelos arcaicos, aspavientos de otredad visto con miopía cultural. Por lo tanto contengo incoherencias, incongruencias, iniciativas afiladas como el mordisco de la sierpe. Soy el privilegio que asocian a mi condición de nefasta fortuna que mordisquea una cordura construida sobre un balancín con caída libre. Soy absolutismos: buene, male, mentirose, caritative, queer, no lo suficiente, inteligente...
Ni estoy ni soy ni se me espera.
Cohabito una idea certera y una distorsión del Leteo.
¿Y aleteo en el sentido de algún astro rey de mejilla sonrojada y ascetas rizos encaramados tras una oreja risueña?
Soy estando en el ser
Ni el refugio de una religión ancla mi huesos a lo mortal. Una raíz cortada por el yugo católico de una jerarquía de poder rancia en un sinsentido de sangre envenenada por la otredad.
Estando
soy
el
ser
literario de una colmena de mentes que sangraron letras con fines de ser efímeras en estados eternos.
¿Existe un motor más literario que el cansancio tras unos ojos que luchan con fonemas para dar exactitud a un concepto, una anécdota o una QUEJA de la existencia?
Recuerdos que vuelan crean entidades dispersas.
Soy aquí. Estoy en un recuerdo, en un mensaje, en una foto de actore secundarie infraganti, en la palabras de un "¡ay!" en el choque accidental de dos cuerpos de mentes a kilómetros, en un futuro fulgurante de problemas arcaicos y soluciones irrelevantes.
Vivo porque soy literatura.
Si tan solo las letras devotas son mi salvación, hincarme el filo de las letras será el pago por el cansancio de un futuro salvaje, escondido en la incertidumbre del aleteo de un pájaro. Será el alimento de un pensamiento voraz ansioso de luto por posibilidades yermas. Será la postilla que me quito constantemente para que la cicatriz no nazca en balde, para que el cambio del tiempo me recuerde la existencia distorsionada que vive sin pedirlo en la retina ajena.
Estoy cansancio/Soy literarire
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