"Prisión seis" en Elucubraciones literarias

 

Foto de prisión seis sobre una manta negra y otra blanca. Y al rededor hay un teclado, unas acuarelas y libros de ediciones tapadura bonitas de flores. La cubierta del libro es un fotomontaje en el cual se puede ver a una chica joven tras unos barrotes y en la parte de abajo un pelotón de un ejército de reclusas jóvenes de espaldas. Son la injusticia de un estado que su máxima es el colonialismo y el nacionalismo radical




¡Hola, grumete!

La decisión de leer una obra, de escogerlo entre un montón eterno de títulos, puede radicar en diferentes motivos. ¿Quién no ha escogido un libro por una portada bonita o por la recomendación de une amigue o por una reseña de una estrella que resalta justo lo que más te gusta? 

confieso que yo lo he hecho (todas ellas xd)

Es cierto que Prisión seis de Andrea Tomé publicada por Lo que leo tenía todas las papeletas para que lo leyese. Primero, porque disfruto muchísimo zambulléndome en la obra de la autora. Segundo, porque este libro tenía los ingredientes necesarios para haberme obsesionado cuando estaba en la ESO —le vi algo que me recordó a La piel de la memoria o El pan de la guerra.  Por ello, desde que se anunció, lo tuve en mi punto de mira (en realidad desde mucho antes, pues estaba siguiéndole la pista desde que era el "proyecto Shoshannah"). Supongo que el desenlace de mi lance es, necesariamente, esta reseña (tengo muchas ganas de comentar algunas cosas, porque yo me dejé el subrayador azul entre las páginas).

Prisión seis es una novela juvenil que narra la historia de Shoshannah una adolescente israelí que está a punto de recibir el llamamiento para cumplir el servicio militar obligatorio, pues va a cumplir dieciocho años. Su vida, hasta ahora ha sido la de cualquier persona de su edad: estudios, inquietud por la realidad social que vive, pasar tiempo con sus amigues. Además de el periodismo, la gimnasia rítmica y la literatura. Sin embargo, su convicción de no querer servir y apoyar la ocupación israelí le llevará ser objetora de conciencia; y ello, a prisión. De este modo, conocerá la importancia real que tiene un testimonio, una experiencia, una declaración. Alzar la voz y que llegue un mensaje puede ser tan liberador como peligroso. De esto es de lo que trata esta novela.

La redacción de este miniresumen ha sido mucho más sencillo de lo que yo me esperaba en un principio; sin embargo, lo difícil viene ahora, pues no es lo que cuenta, son los detalles, las referencias, lo que se queda en los silencios atrancados entre letras, son los mensajes extrínsecos e intrínsecos los que se alzan como protagonistas. Toma un poquito de agua y continuamos.

La palabra, ya sea la voz que le da forma, la mano que la traza, el dibujo que sella destinos, posee el suficiente poder como para mover sociedades. Por ello, una pequeña negativa, una noticia estancada en un sobre, una verdad oculta por el miedo, una ausencia de confirmación, una noticia mala dada en una celebración, una experiencia contada en redes sociales, una denuncia escondida entre los reglones de una novela... cambia la realidad de quien las pronuncia o las recibe. Sobre este tema se construye Prisión seis, pues Tomé muestra cómo una voz de alguien anónimo, de una persona cualquiera, puede desencadenar/amplificar una protesta. Cabe apuntar que esta novela se inspiró en una adolescente israelí, Na'ama, que actualizó su cuenta fan de Taylor Swift tras salir de la cárcel por negarse a servir. Un movimiento que dio visibilidad a lo que pasaba.

Al mismo tiempo que se muestra una trama dura (pasar por prisión, las condiciones, el contexto que rodea a cada preso...), no pierde de vista que sus protagonistas son adolescentes. Así pues, resulta sencillo encontrarse referencias, aficiones y gustos propios de la edad que puede parecer que choca frontalmente con la preocupación social-política y sus consecuencia. Pero nada más lejos de la realidad. Prisión seis muestra que los jóvenes se preocupan por su realidad, que tienen ideales y una moral. Incluso, tienen su voz y forman parte de movimientos. 

Esto ha hecho que me acuerde de Lo que permanece, también de Andrea Tomé. Un tipo de historias más que importantes por dos motivos: uno, que les jóvenes se vean como sujetos sociales, que también importa sus opiniones y convicciones; dos, que no se nos olvide esto a les adultes.

 

Estas tramas no se podrían mover sin los personajes. Shoshannah, Yanky, las chicas de la prisión, la familia de la protagonista... Me fascina cómo muestra los diferentes ámbitos de la vida de Shoshannah y cómo son las relaciones en cada uno de ellos con pequeñas pinceladas. El talento se ven en estos detalles, pues Andrea Tomé maneja las emociones y las descripciones interpersonales de manera sagaz, con referencias que hacen muy sencillo conectar y desarrollar el patrón con los datos medidos que presentan. Así pues, se muestra la amistad en diferentes grados y situaciones, las familias imperfectas que pese a no comprenderse se respetan y quieren. Es la red tan importante como esas palabras que pronuncian ya sea a tiempo o a destiempo.

Acción y reacción. Un pequeño desencadenante hace que Shoshannah sea consciente de la realidad de Palestina. Se abre/se muestra un proceso de decostrucción. 

Aquí quería pararme un poquito, porque como persona española blanca es un proceso por el que he pasado (estoy pasando más bien, no sé si en algún momento se termina), también resulta un poquito sanador ver el proceso y la lucha. Ese abrir de ojos.

Me parece importantísimo mostrar esto, porque no podemos caer en el maniqueísmo de identificar a un conjunto como enemigo, teniendo en cuenta que parte de esa masa es probable que se esté revelando también contra el opresor que les dirige. La revolución está fuera, pero también dentro. Esto es muy relevante.

Sé que está quedando muy larga, pero hay tanto que quiero decir... ¿me permites un par de pinceladas más? Gracias. Intentaré contener todo lo que me queda por decir en un párrafo/resumen:

Para mí Prisión seis es una de esas novelas que recomendaría encarecidamente a adolescentes por cómo muestra la realidad, por el valor que le da a sus movimientos, a su voz. Pero, además, porque se acerca a temas cotidianos con los que convivirán como el recuerdo, la pérdida, la enfermedad, la ansiedad, los anhelos de futuro o las contrariedades del mundo. Esta novela es una historia que no pretende mostrar el inicio de una revolución que termina con la victoria de los buenos, tampoco con su derrota. Se trata de un relato que visibiliza una lucha extensa en el tiempo y sin un fin claro, pues a día de hoy todavía vemos cómo el genocidio continúa. Andrea Tomé muestra el abrir de ojos, la construcción de una persona con un ideario que se propaga como la pólvora, porque no es que nadie haya pensado como ella, solo que no todo el mundo puede hablarlo en voz alta. En ocasiones no alza la voz quien quiere, sino quien puede.

P.D.: la representación aroace es una maravilla *sparkling eyes*

P.P.D.: siento que se me ha olvidado hablar de la importancia de la figura del abuelo, de la literatura como medio de evasión y salvación, de la religión, de la elipsis vital con la que tienen que vivir estas personas, de la necesidad de ser valientes, pero también de cuidarnos... Es una novela tan pequeña, pero con tanto que decir que tengo claro que es de las que esconde muchas cosas para una relectura.



Un tarjeta con un teléfono con un fondo de nocturno hecho con acuarelas y un chibi yo con cascos de música y leyendo un libro. A un lado pone Mar de elucubraciones y mis redes: maze_casti para twitter, insta, tiktok y wattpad y technicallydecadentartisan para tumbr. De toda formas a bajo están lo links


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