Colección

colección

   

 Se te veían tan feliz. Corrías y brincabas tras ellas. Contorsiones inimitables para tu propósito. Soñadoras, tristes, falsas, verdaderas, insípidas… te daba igual, solo las querías. Las pinchabas en tu pared, bajo el cristal, sitiadas, embotelladas (otras cosas tenías, también). No había mayor colección que la tuya… ¡Oh! Perdona, no existía semejante… cómo lo diría sin usar tus palabras…mmm… déjame pensar: ATROCIDAD. Ya sabes lo que pienso y lo que quiero.

   El polvo lo cubre todo. Todo está muerto. Muerto salvo uno. En seguida descubrirás, no con cierto retardo, tu cuita. ¡Ay! Casi lo siento —¡cómo si pudiera!—, esta emoción será el principio. Veo cómo entras despreocupado a tu sala de «trofeos», con una sonrisa petulante llevas tu nueva captura, mas será la última. Justo ahora, con esta señal, será tu sonrisa la que se libre de ti.

Sonidos tintineantes somos.
Expresivas y explosivas,
peligrosas amantes.
La última fue tu tormento,
todas libres regresan al frío.
Diseccionados trofeos.
Perdimos sentido.
Sonrisas y risas fósiles del desarraigo,

tentación del inerte corazón.  

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