Tinta transparente en el pestañeo de una pared

tinta transparente en el pestañeo de una pared



   Entre paredes blancas se plasman historias mudas, cargadas de silencios que desgarran, tics-tacs que se hacen reticentes a continuar su estimulante camino deno parar, solo hace mella. Tinta transparente escribe historias inacabadas y horror estipulado a las agujas.

   Decidí descomponer la T de mi tic, que no es otra cosa que el pestañeo de mi suspiro; destrenzando el contoneo de la desazón entre esperanza y esperante.
Todo se encuentra paralizado. Sin embargo, las letras continúan escribiendo los gemidos que taladran con su necesidad de ser escuchados. Novelas que continúan fuera de esta sala y que, nanosegundo a nanosegundo, se convierte en una vorágine de información, transformándose en tinta roja que recuerda los momentos patéticos del ser humano. Transparente, rojo, negro, blanco, azul… datos estipulados bajo un llanto de patrones recurrentes.

   No puedo moverme tan rápido…, pero…. la mente siempre subjetiva avanza a un ritmo atronador cuando el techo es el único espacio que no parece lo bastante surrealista como para confundirlo con un serpenteante sueño que nunca quiere llegar.

   La realidad se desdibuja y en el tejado se encuentran las lúcidas mentes que trazan historias en esta descomposición de un T sola, con ganas de jugar a lo estridente, sabiendo que tiene el control y conoce lo que desatiende el reloj colgado en la pared del mostrador del piso inferior.

   Trama no es la realización del espectro especial que pernocta en la literatura altiva; sino la experiencia que manifestamos conocida en la acuciante línea que separa dos versiones de un mundo que no difiere la vigilia y lo noctámbulo.


   El pestañeo marca el ritmo. Pasa un segundo. Control de las Morias del blanco lugar agónico que es alfa y omega de una misma broma de mal gusto.

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