A cada desgarrón de nube


a cada desgarrón de nube


Cada día las máscaras te duran menos.

Soportas sobre tus hombros un peso que no te es propio, que quema y consume a cada segundo que pasa. Que cada día, los daños son más y más irreversibles.

Trabajas cada madrugada en un sinfín de rostros nuevos, en un modulador que clarifique la voz, formando una armadura que se nadie más notará.

Tienes las manos encallecidas, pero no tienes ya propia voz para rasgar el dolor que cubre la sangre sólida y sin color.

Cada día soportas un peso que no te es propio. Uno que nadie ve, pero que todos apoyan. Las cicatrices son cada vez más profundas. Pero el agua salada se aliena al dar satisfacción a un alma que desapareció ya por aquellas alcantarillas.

La oscuridad te sana los quiebros que tu mente lanza contra la pared. Relame tus contusiones emocionales, como un baño de alquitrán. La soledad alcanza una paz que ni tus manos ven, ni tus ojos sienten.

Tus máscaras se agrietan gritando con tanta facilidad... Durando no más de unos segundos. Las raíces son demasiado largas, es el punto de no retorno.

Quizá solo sea un esqueleto, lo que sostiene el mundo sobre tus hombros.


Comentarios