Salvador Dalí: las mil caras


Paleta de pintura vieja y agrietada con mezcla de colores diversos, dejando claro un gran uso

 ¡Hola, grumete!

El 11 de mayo de 1904 nació Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domenèch en Figueres. Este artista polifacético dedico sus esfuerzos artísticos a diversas artes: pintura, literatura, escultura, cine... 

Allá por 2015 elegí una obra de este autor para mi Trabajo de Fin de Máster (TFM), concretamente, Destino. Desde ese momento, no he dejado de trabajar en su obra (estoy terminando una tesis doctoral), de investigar, de leer sobre él. Por este motivo, me apetecía hablarte de él en este día (que es una excusa perfecta como otra cualquiera jeje).

Una de las cosas que más se recuerdan de Salvador Dalí es su excentricismo, surrealismo e, incluso, histriónico. Un personaje en muchos sentidos con unas actuaciones de lo más variopintas (no entraré a juzgar ninguna de ellas). Todos los datos que se han repetido una y mil veces (que él mismo se ha cansado de repetir hasta la saciedad) no son del todo ciertas. El pintor catalán decidió hacerse una máscara y un traje a medida para el genio que se planteó ser con dieciséis años: 

«[…] Dalí ya había elaborado, con tanta precisión, su programa para la próxima década, con la meta de ser un genio incluida» (Gibson, 2004: 112).


Así pues, y de acuerdo con ese programa, que desembocaba en convertirse en genio, Salvador se confeccionó una máscara a medida. Desde la adolescencia hasta llegar a la edad adulta una persona madura, asienta sus ideas y madura sus opiniones. Existen hechos que se pueden elegir (como qué estudiar) y hay otras que, simplemente, suceden (como tropezarte con una persona que hacía mucho tiempo que no veías). No todas tus acciones suelen coincidir al cien por cien con el propósito exacto que tenemos de la vida, menos si es algo del pasado inamovible. Sin embargo, estoy hablando de Salvador Dalí , ¿por qué no iba a poder cambiar algunos echo de su biografía a placer?

En 1942 escribió una biografía llena de luces que ocultan la realidad o tergiversan los hechos para ajustarlo a su imagen de gran artista. La vida del pintor, según narró el propio artista en La vida secreta, se inicia de este modo: «Cuando tenía seis años quería ser cocinero y a los siete, Napoleón. Desde entonces mi ambición ha ido aumentando sin parar» (Dalí, 2003: 241). No obstante, el hombre tras la careta posee otra historia, otra evolución más humana que se llena de fracasos, de aciertos, de pensamientos recurrentes y secretos a voces, porque

 

Las contradicciones no se refieren sólo a ideas, propósitos e interpretaciones, los mismos hechos son contados en sus escritos de manera distinta o, por lo menos, sin la exactitud que se exige al narrador para depositar en sus testimonios la plenitud de confianza. Es el propio Dalí quien establece que la diferencia entre los recuerdo verdaderos y falsos es la misma que se produce en las joyas; que las falsas parecen mejores y brillan más. Y cuando se trata de declaraciones verbales cada uno de los interrogadores supondrá que la mejor versión de un hecho, circunstancia o idea, es aquella que él mismo escuchó de labios del pintor. (Romero, 1975: 6)

 

Romero, amigo del catalán, marca evidencia clave: la diferencia entre los cierto y lo falso en su biografía. Dalí juega con esto a lo largo de La Vida Secreta de Salvador Dalí[1], pues «La mejor versión de los hechos» es lo que trata de plasmar en sus ficciones (ya sea en entrevistas, libros de corte autobiográficos, pintura, ensayos...), pero no solo vitales, sino también en lo relacionado con la pintura, la literatura y el cine. De este modo, genera un mundo quimérico, donde todo está relacionado y gravita en torno a las mismas imágenes que se repiten constantemente. Dichas obsesiones[2], que irá adquiriendo con el paso del tiempo, alcanzarán su punto álgido en lo que toca a su musa: Elena Ivánovna Diákonova. Por tanto, no es difícil encontrar los mismos relatos —los discursos recurrentes que se construyen alrededor del Eros, de Gala, del tiempo, el miedo a las langostas, etc. —en todas las ramas artísticas que cultiva Dalí, llegando a establecer un lenguaje propio:

 

Al mismo tiempo que realizaba esa obra plástica, el artista confeccionaba lo que podríamos denominar una red conceptual que permitiera integrar aquel trabajo en un conjunto de naturaleza teórica. A través de escritos, de intervenciones, de manifiestos y declaraciones, Dalí edificó un mundo, o mejor dicho, una "visión" del mundo, hecha fundamentalmente de palabras, pero que no rehúye otros lenguajes, como el de la acción, la ciencia o los mitos, con los que arropar esas imágenes plásticas, pese a que bien podría ser que éstas fueran tan sólo un componente, y quizás no el más importante, de ese mundo. (Fanés, 1999: 9)

 

El entramado daliniano es un laberinto cambiante que se autoperfecciona y se metamorfosea. Toda su obra, en sus diferentes registros artísticos, construye un discurso que se retroalimenta de un denso y recurrente imaginario.

Todo apunta al intento de crearse un personaje a medida, cambiando y trastocando todo lo necesario, actuando de manera que se ajustase al discurso que estaba creando: las cenas surrealistas, las fiestas desmedidas, los viajes, los escaparates surrealistas de Nueva York, su museo-teatro, los anuncios, su obra... Las máscara se ajustaba, el discurso que ha quedado es el que el dictó, no el que su biografía externa cuenta.

Uno de los enigma que más me fascina es observar cómo se le recuerda, qué se dice de él. Los rumores, estos son lo más divertido. Amigos suyos como Luis Romero o Amanda Lear cuentan cómo era. En ellos se puede observar cómo era fuera de esos focos, pero también dentro. 

Salvador Dalí es una figura controvertida que no pasaría los estándares exigentes de hoy en día. Lo que no se puede negar es que se trataba de un showman que supo aprovechar la prensa, la televisión y todo medio a su alcance para difundir su discurso, su obra y su "genialidad". Hoy es el aniversario de su nacimiento. La fecha de una historia quimética, interesante, llena de personas, hechos y movimientos de lo más interesantes. 

No he querido ahondar mucho en nada, tan solo dar una visión rápida sobre cómo él mismo se creo. Puede que tengas preguntas o que quieras saber más. Puedes escribirme sin problemas. Si tienes curiosidad, en RTVE hay varios documentales y documentos visuales sobre el pintor:

Salvador Dalí en "A fondo" (1977)

Dalí. el surrealismo como provocación

La noche temática de Salvador Dalí



Bibliografía
Ades, Dawn. (2003). Dalí, Madrid: ABC.
Dalí, Salvador. (2003). Obra Completa viol. III. Poesía, prosa, teatro y cine, Barcelona: Destino.
Felix, Fanés. (1999). Salvador Dalí: La construcción de una imagen, Madrid: Electa.
Gibson, Ian . (2004). La desaforada vida de Salvador Dalí, Barcelona: Anagrama.
Romero, Luis. (1975). Todo Dalí en un rostro, Barcelona: Blume.



[2] Por ejemplo, se habla de que su hermano mayor murió con 7 años y murió al poco de nacer. De este modo juega con la figura del hermano muerto a lo largo de su vida, siendo consecuencia de su actitud narcisista y ególatra, por su necesidad de diferenciarse de él. También lo plasmó en Retrato de mi hermano muerto (1963).

[1] Se entiende por obsesiones los motivos, tópicos y temas recurrentes que aparecen en la obra de Salvador Dalí y se desarrollan transversalmente en sus textos. Como observa (Ades, 2004: 66), «algunas imágenes guardan estrecha relación con los temas que se repiten obsesivamente en los cuadros de Dalí: el erotismo, la muerte y el deterioro entendido como descomposición». Un ejemplo, en el tema de la descomposición es «El asno putrefacto aparece por primera vez en La miel es más dulce que la sangre y más tarde en Cenicitas y L’ane pourri entre otros. En la película, los elementos asociados con la descomposición, como los enjambres de hormigas, se traslada a los seres humanos; por ejemplo, en un primer plano de la mano de Batcheff atrapada en una puerta, las hormigas salen por un agujero que tiene en la palma» (66).


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