¡Hola, grumete!
Cuando vi la nueva versión de "West Side Story" me di cuenta que la trama de amor principal bebe de la tradición amorosa de occidente, más concretamente de la relación Eros-Thánatos. Lo cual me dio una idea para un análisis y he decidido tirarme al barro. Así que aquí tienes: "West Side Story: el triunfo de la pasión destructora". Espero que te guste.
Antes de comenzar, quiero dejar bien claro que habrá spoilers. Por si no la has visto y prefieres dejar de leer.
Ahora sí, ¡que comience el análisis!
Tony y María son los protagonista de esta historia. Ambos se conocen en un baile al que acuden los Jets y un grupo de emigrantes puertorriqueños. Estas personas viven en un barrio de Nueva York que está siendo desahuciado para construir nuevos y mejores edificios. Se está eliminado lo que no es "agradable" a la vista y lo están llenado todo de un glamour a costa de las personas que se les ha desterrado a los márgenes de la sociedad. Los clanes son rivales y desean ser quienes dominen este territorio con fecha de caducidad. Cada uno de los bandos que piensa que les pertenece. Son comunidades que se apoyan entre ellos, pues no poseen una ayuda externa: la precariedad les ha convertido en invisibles o en un mal a erradicar.
La violencia es el lenguaje de estas personas quienes han aprendido que el exterior es su enemigo. El clima se encuentra crispado, ningún componente de los Jets se mezclaría con los puertorriqueños, ni viceversa. Cada uno en su sitio. Sin embargo, Tony y María desobedecen esta norma no escrita en favor del amor.
La casualidad, el destino, ha hecho que se vean. Compartirán un momento un tanto privado, lejos de las miradas acusatorias. Aquí la fuerza del eros los arrollaran para sentenciar su sino. El Eros será el tema central que mueva a los personajes, una fuerza arrolladora.
En resumen: dos jóvenes adolescentes, un amor pasional y dos bandos enfrentados a muerte son los ingredientes principales de esta historia del Eros. Una estructura que nos lleva, inmediatamente, a Romeo y Julieta. Y a un referente un poco más olvidado —y que es la fuente de la que beben la mayoría de las historias modernas—: Tristán e Isolda.
En esas líneas ya aparecen las dos fuerzas que moverán la película: el amor-pasión y la muerte. Y este seré el punto de inicio para este breve análisis.
Eros y Thánatos se han construido como fuerzas antagónicas a lo largo de la cultura occidental. Estos ingredientes son una buena base para una épica tragedia. ¿Y por qué este género? Anne Carson lo deja muy bien explicado en una frase: «Todo deseo humano se suspende sobre un eje de paradoja, ausencia y presencia, sus brazos; amor y odio, sus energías motoras» (2015: 18). Esta dualidad se da porque se ha tendido a crear un conflicto socio-cultural entre el amor y la pasión. Piensa que la religión cristiana ha tenido un papel muy relevante en el desarrollo de occidente, por lo que las normas y directrices sobre las cuales se ha construido el amor, la sexualidad y las relaciones interpersonales han condicionado nuestra vida.
En el caso concreto de Tony y María su historia comienza con un flechazo, un amor a primera vista. Ocurre en un baile, en un recinto deportivo. Los dos grupos antagónicos se han unido en la misma fiesta. La finalidad que tiene dicho evento para las autoridades y los organizadores es que se creen lazos de amistad y se termine la rivalidad entre los Jets y los puertorriqueños. Una hipótesis que ya han desechado ambos clanes desde el inicio de la película.
Antes de avanzar. Vamos a pararnos un segundo a fijarnos en un detalle: Tony acaba de salir de la cárcel. Él se encuentra solo, pues ya no quiere volver a ser la persona que era. Cometió un crimen y se quiere reformar. El barrio es el que es. ¿Qué implica esto? Sencillo, que el contexto que rodea al muchacho es el mismo: violento, pobre y lejos de la ley que rige el resto del Nueva York visible. Es una burbuja socio-económica que constriñe y define a sus componentes. No es nada sencillo salir de ahí tanto por el interior, como, sobre todo, por el exterior.
Para evitar caer en los viejos hábitos, decide aislarse. Según Irvin Singer (1999) las teorías del amor realista e idealista comienzan siempre con un elemento en común: la soledad del hombre. Y esta historia comienza así. Con el protagonista masculino, e interés romántico de la muchacha protagonista, apartado de lo que él considera mala influencia. Esta situación abocará a que, finalmente, se presente solo en el baile. Lo cual llamará, de un modo muy poderoso, la atención de María.
María, por su parte, va a la fiesta con una pareja que no es muy dada a bailar. Ello propicia que sus ojos recaigan en un solitario recién llegado. Se coreografía un encuentro visual, pero, físicamente, no logran coincidir. Esto se transformará en una metáfora audiovisual de su estatus: no se pueden enamorar dos personas de bandas rivales. Sin embargo, el Destino no quiere esto, porque esa misma casualidad que evita que se tropiecen entre la multitud, hace que se encuentren detrás de las gradas.
Oh, qué bonito. Aquí afloran las sonrisas tímidas, las manos traviesas y, por qué no, el baile. ¿Te has dado cuenta? El hilo conductor que es la danza y la música, como guerra y conflicto multitudinario, se ha transformado en un acto íntimo. Las pasiones pueden tener una doble cara: amor y violencia.
Todo son sentimientos y algo más. Fuera hay un muro que los separa: la sociedad. Y aquí llegamos a otro de los retos más frecuentes ante el que se encuentran los amantes occidentales desde Tristán e Isolda. Él es un estadounidense blanco; ella, una puertorriqueña morena. Los bando se encuentran bien diferenciados desde el inicio.
Se prepara una batalla mortal. Los muchachos quedan en fijar día, lugar y hora para una reyerta. El amor despierta su contra partida: la muerte.
El desencadenante es la existencia de una oposición social. Ese es el muro con el que se encuentran. Eros y sociedad son dos conceptos que se confrontan. Camille Paglia (1990, 5) afirma que las sociedades con un constructo artificial. Por lo tanto, la sexualidad y el erotismo conforman un compendio de elementos naturales y culturales. Teniendo estas afirmaciones en cuenta, el amor occidental se podría considerar un desplazamiento de las realidades cósmicas. La sociedad se alza como un mecanismo de defensa, puesto que racionaliza esas fuerzas desgobernadas e ingobernables del eros. Se puede crear un paralelismo con las religiones primitivas que permitían controlar el miedo primario del ser humano.
Este encorsetamiento moral que se impone a la hora de qué sentir, cómo y hacía quién y el los momentos adecuados. Se crea todo un juicio de valor que será llevado a cabo, no por una autoridad, sino por la ciudadanía enseñada. Serán elles quienes se encarguen de hacer cumplir las doctrinas enseñadas. En West Side Story existe una ley no escrita en la que un puertorriqueño, solo sale con un puertorriqueño, si es del grupo mejor. Además, se tiende a infantilizar a María para que siga siendo una niña y no sienta atracción (romántica, pero especialmente sexual) hacia nadie y viceversa. Claro que esta situación cambia si el pretendiente es escogido por el patriarca de la familia (en este caso, el hermano mayor).
Es un doble muro ante el que se encuentra ella. Uno que no se aplica a él, pues tiene la libertad de vivir su vida sin las restricciones de ser la hermana menor de nadie.
Tras el baila, el flechazo, nace la necesidad de estar juntos, de realizar su amor. Se propone desde la misma noche que se conocen fugarse para vivir su amor libre.
La noche es un momento del día muy importante, pues es, bajo el cobijo de la oscuridad cuando se desprende la moralidad que encorseta a los personajes y se da rienda suelta a las perversiones (quizá suene dramático, pero los surrealistas, por ejemplo, se valieron mucho de eso. Recuerda la escena con la que comienza Un perro andaluz: la luna, el ojo, la navaja...). Vuelvo a la noche: oscuridad, relajación de las normas y es cuando pasa lo malo. Además, lo que pasa en las sombras, se queda en la sombras. La amenaza en el baño, la pelea, la huida, el sexo, la muerte, incluso el encuentro, todo ocurre en este periodo.
El contra punto del día es la sensatez, más o menos, María quiere evitar lo que sea que puede pasar esa noche. Incluso Tony tiene una conversación con los Jets. Y es que tras la pasión arrebatadora de la noche, el día frena un poco las sensibilidades y trata de parar la desgracia que está por venir. Pero, claro, dos no se pelean si uno no quiere, ¿no? Ambos clanes se tienen ganas. Quizá, más de terminar con su situación que de crear una orgía de sangre. La victoria parece no ser algo sencillo y amistoso.
El día vuelve a dar paso a la noche. Y el amor a la pasión.
En esas siguientes 24 horas pasan varias cosas: tiene lugar la guerrilla entre bandas, la muerte del hermano de María y el hermano de Tony (Socialmente, ha saltado por los aires el maltrecho equilibrio de las relaciones entre los Jets y los puertorriqueños. Desde este momento, la sangre pide sangre, los bandos responsabilidades y actos extremos), María se entera (pero decide vivir con ello) y se acuesta con Tony.
Dos actos que se han tachado tradicionalmente como pasionales. Dos arrebatos con unos preliminares en los que se incita a la otra parte, con un clímax apoteósico descritos en términos similares: la muerte, la petit mort. Incluso existe cierta clandestinidad, aun cuando la sexualidad no debería ser el tabú que es.
La noche permite que dinamiten esos tabúes. La muerte y el sexo se pueden realizar cuando se desdibujan las moralidades y todo es posible. Recordemos que este tándem va de la mano por las imposibilidades sociales y culturales que los protagonistas arrastran. Su relación es incapaz de encajar y romper las barreras, ello hace que Thánatos sea la fuerza que predomine.
El amor se comporta como un motor que destructor.
Tony y María. María y Tony. Más allá de esta fuerza que los abrasa, son dos personas independientes. La relación de ambos se construye desde la idealización. Ellos no se conocen, apenas han intercambiado unas frases. Si se trata de hacer un paralelismo con la tradición del amor cortés, se puede observar que existe una idealización de la dama. El amor cortés implica que el hombre piensa que la mujer es perfecta por el simple hecho de ser la dama que es. Perfección es el adjetivo. Cada detalle encaja, el es el siervo y ella su señor feudal. Ello implica que haría cualquier cosa por ella. ¿Es necesario huir? ¿Tratar de evitar la pelea? ¿Enemistarse con sus antiguos amigos? Él lo intentará. Todo por contentarla.
La razón se nubla en favor de un furor amoris. Lo dejan todo el uno por el otro porque se han enamorado en un segundo. No se conocen, no saben nada el uno del otro. El Eros los arrastra el uno hacia el otro. Un fuego los consume y solo quieren dejarse arder, sin importar nada más.
Incluso se podría decir que se da el amour fou. Creo que se observa mejor en la figura de Tony, quien pierde más la noción de realidad que le rodea y obvia todo, para dejar solo la intensidad de ese amor. Recordemos la conversación con la dueña de la tienda, por ejemplo o el número musical con los Jets cuando el joven trata de evitar la futura matanza. Claro que también se da en el personaje de María cuando se revela contra su hermano (la canción de las sábanas).
Inciso: Supongo que el autor que terminó asociando su nombre al amour fou fue André Breton, por su novela El amor loco. En ella expone sus ideas sobre el amor, mezcladas con la autobiografía y la ficción. La hipótesis principal es que el surrealismo plantea una historia de amor en la cual el azar objetivo (el destino, para que me entiendas) une a los amantes y, esta fuerza, puede ser positiva o negativa, lo cual podría determinar la suerte de los amantes. El hombre debe interpretar los signos que le llevaran hasta su amada. De este lugar puede nacer la locura: del propio interior de la persona al intentar descubrir a su amor predestinado.
La locura de este amor, el de West Side Story se alimenta de la prisa, del enfrentamiento que tendrá lugar un día después del flechado. También de la prohibición de estar juntos, de la clandestinidad. El Eros ha entrado con fuerza en la vida de estos muchachos que supera al Thánatos: amor más allá de la muerte, amor postmortem. Tras el fallecimiento de él, María continúa con su arrebato pasional (quizá alentado por un ignis amoris, ese amor como un fuego interior, que todavía arde con fuerza) y toma el arma con la cual han matado a Tony para realizar tomo un monólogo. Sus palabras articulan argumentos que se mueven desde el contemptus mundi (ese valle de dolor y desesperación que es el mundo, sobre todo, ese tan precario en el que viven, puesto sus situación socio-económica se encuentra en un estrato muy bajo de la estructura jerárquica de la ciudad) hasta el omnia mors aequat (las personas de ambos bandos han muerto y su posición no ha tenido ningún privilegio frente a la muerte) pasando por militia est vita hominis super terra (haciendo referencia a la dinámica de su barrio) o el memento mori (pues ha supuesto el final).
Este discurso tiene diversas implicaciones. La primera, es que María a recuperado el raciocinio. A pesar del dolor de las pérdidas e, incluso, lo patético del momento, ella es capaz de formar un relato coherente en el cual expone los principales problemas del barrio, sus taras, las aristas que han coartado su libertad de elección. La pérdida del Eros, permite que el Thánatos fluya para aligerar algunos de los síntomas del amor-pasión. Este breve estado de lucidez viene dado por ese final trágico, pues el amor no ha desaparecido.
La segunda, es que el desarrollo de los hechos a causado que María se convierta en paria, pues no ha condenado al asesino de su hermano, sino que se iba fugar con él. Ha roto la principal norma del barrio, por lo que no puede volver. Los estigmas sociales se han alzado con más fuerza para darle la razón a aquellas personas que no querían integrarse porque los gringos son sus enemigos, a los que viven al margen de la sociedad porque esta misma la necesita para alimentar a las clases superiores.
Los estigmas han crecido, a pesar del dolor que ha generado y de la lección que pretendía dar. Esta es una épica historia de amor. Pero, ¿por qué? porque se basa en los modelos del Eros que se han fraguado a lo largo de los siglos: amor, tragedia y juventud. El drama favorece la aparición de la Muerte. Se resalta que los placeres del cuerpo llevan a un final precipitado y alejado de la persona amada. María y Tony, aunque he pasado por encima, se han acostado. Esto parece como suceso que termina de sentencia el viaje a los infiernos de los amantes. Ese placer efímero sabe a despedida, pues será el último momento que compartan.
Se produce un conflicto con la realización del Eros: la consumación tras el conflicto indica el comienzo del final trágico. Las fuerzas antagónicas buscan el equilibrio. Rougemont ya expuso en El amor y occidente (1986) un resumen de esta tendencia tan reiterativa en la literatura (y que como se ha visto también se traslada a otros tipos de narraciones):
Amor y muerte, amor mortal: si no es toda la poesía, es al menos todo lo que hay de popular, todo lo que hay de universalmente emotivo en nuestras literaturas; tanto en nuestras más bellas leyendas como en nuestras más bellas canciones. El amor feliz no tiene historia. Solo el amor mortal es novelesco,; es decir, el amor amenazado y condenado por la propia vida. Lo que exalta el lirismo occidental no es el placer de los sentidos ni la paz fecundada de la pareja. Es menos el amor colmado que la pasión de amor. y la pasión significa sufrimiento. Tal hecho es fundamental
Bibliografía
Barthes, Roland. (1999). Fragmentos del discurso amoroso. Madrid: Siglo xxi.
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Carson, Anne. (2015). Eros. Poética del deseo. Madrid: Dioptrías.
Denomy, Alexander Joseph. (1945). « Fin' Amors: The Pure Love of the Troubadours, Its Amorality and Possible Source» en Mediaeval Studies, VII, págs. 139-207.
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Freud, Sigmund. (1992). Obras completas. Fragmento de análisis de un caso de historia. Tres ensayos de teoría sexual y otras obras. Buenos Aires: Amorrortu Ediciones.
Freud, Sigmund. (1999). Esquema del psicoanálisis y otros escritos de doctrina psicoanalítica. Luis López-Ballesteros y De Torres y Ramón Rey Ardid (Coord.). Madrid: Alianza Editorial.
Freud, Sigmund. (2016). La interpretación de los sueños I. Madrid: Alianza.
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Freud, Sigmund. (2017). Ensayos sobre la vida sexual y la teoría de las neurosis. Madrid: Alianza.
Matamoro, Blas. (2004). El amor en la literatura: de Eva a Colette. Razón y locura amorosas. Madrid: Fórcola Ediciones
Ortiz Quezada, Federico. (2007). Amor y Desamor. Barcelona: Taurus.
Paglia, Camille. (1990). Sexual personae: Art and decadence from Nefertiti to Emily Dickinson. New Haven: Yale University Press.
Rougemont, Denis de. (1967). Les mythes de l'amour. París: Gallimard.
Rougemont, Denis de. (1986). El amor y occidente. Barcelona: Kairós.
Singer, Irving. (1999). La naturaleza del amor: Cortesano y romántico. Madrid, Siglo Veintiuno: Madrid.
Singer, Irving. (2000). La naturaleza del amor: El mundo moderno. Madrid, Siglo Veintiuno: Madrid.
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