Solo... bailar

Es el título del post sobre un fondo negro y un ramillete de flores de acuarela rosa


 ¡Hola, grumete!


Imagino que solo vengo a contarte que ayer, por primera vez en mucho tiempo, se me fueron con pies con una canción y me puse a bailar por toda la habitación. Fue un momento mágico, burbujeante dentro de una rutina que cada día tiene menos de rutina y más de saltarse las normas.

Esto, todo esto, por pequeño que pueda parecer, me hizo querer venir a este sitio para contártelo. Así que, primero me gustaría disculparme por si venías buscando una nueva reseña. Volverán, te juro que volverán, como decía el grupo filosófico, El Canto del Loco. Lo curioso es me lie la manta a la cabeza y me puse a crear contenido el año pasado un poco a lo loco: había terminado el doctorado y mientras esperaba un trabajo, me parecía una buena manera de invertir todo mi tiempo libre. Sin embargo, en lo laboral continúa sin haber suerte. De modo que me embarqué camino a aguas opositoras, retomé la escritura en Wattpad, traté de repasar el japonés que aprendí en la universidad... Entonces el tiempo comenzó a escurrírseme entre los dedos.

En un momento dado, la organización deja de ser efectiva (si alguna vez lo ha sido para mí, pero ese es otro tema).

Cada pensamiento nace de un detonante. No tiene por qué ser grande, un momento de gran reflexión. Tan solo un olor, una frase escuchada sin prestar demasiada atención o una imagen de un anuncio puede llamar a un pensamiento latente. En los últimos días ha sido el pasado. El pasado en forma de consejo no solicitado.  Por supuesto, tiene que ver con la organización.

Un simple mensaje que indica la reaparición de una amistad puede parecer algo bueno hasta que su preocupación por ti pasa a ser un conjunto de textos que tratan de hacerte sentirte mal por gestionar tu vida como lo haces. Esa persona se cree en posesión de la verdad absoluta y tú te equivocas. SPOILER: no todo el mundo funciona igual, ni todas las personas tienen las mismas necesidades. Decidí, simplemente, abandonar la conversación. ¿Qué necesidad tenía?

Y ayer sucedió: mientras hacía unos pequeños ejercicios (pasar demasiado tiempo estudiando, algo así como toda tu vida, te pasa factura. Además, si le sumamos que tengo una rodilla, floja, la hiperlaxitud y ser bi [esto es meme, porque soy incapaz de sentarme como una persona seria], pues hace que parece que tengo 1500 años) con mis cascos bluetooth, me saltó una canción, una rumba. Se me fueron los pies. Y bailé. Bailé con una sonrisa. Me entraron ganas de  guardar ese pedacito de felicidad.

Lo más curioso es que esto lo hacía antes a menudo. Antes de la llegada de la ansiedad hacia la mitad del doctorado y antes de que muchas cosas que complicaran. Supongo que a veces cuesta recuperar esas pequeñas cosas que hacen que te brillen los ojos y te hacen sonreír. Sin embargo, cuando las recuperas ¡Ay, cuando las recuperas! Regresan las ganas (nunca son eternas) de ir ganando momentos así para atesorarlos. Regresan las ganas de mandar muchas cosas al carajo.

Porque sí, esas opiniones sobre lo mal que haces las cosas y la necesidad que tiene el mundo de hacer que adoptes las """correctas""", para mí, le quitan la magia al mundo. Cada persona sabe (o trata de descubrir) qué le funciona. Tan solo hay que permitirse esos momentos de baile (metafórica o literalmente si lo necesitas).

Lucha las batallas que necesites. Desconecta del ruido cuando te haga daño. Construyamos redes seguras.


Supongo que la última frase hubiese sido un buen broche para finalizar el post, pero tampoco quiero que se convierta en una entrada Mr. Wonferful. Conseguir metas cuesta, por supuesto. No todo se consigue a la primera. ¿Sabes? Durante el doctorado, unes amigues nos reuníamos de vez en cuando para comer en la facultad. Allí hablábamos de muchas cosas. Un día, se planteó la siguiente cuestión: ¿el doctorado es eso a lo que te decidas a tiempo completo y la vida lo que sucede en sus huecos, sus pausas o es al revés? Yo pensaba que era la primera opción la correcta. Una compañera, la segunda. El tiempo me hizo darle la razón.

Para mí esa esa la verdadera manera de ver las obligaciones y poder compaginar todo. Sobre todo, aquello que amenaza con absorberte y hacer que te olvides de la vida.

Por eso solo.... bailé ayer




Imagen sobre un fondo azul oscuro. A la izquierda un móvil blanco que está haciendo una foto a una chica blanca, pecosa, con el pelo corto pelirrojo. Lleva gafas negras, una gargantilla negra, una camiseta y una chaqueta negra. A la derecha, pone "Mar de Elucubraciones" una línea ondulante debajo y, al final, las redes sociales (que también están escritas abajo)

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