Para hablar de Jake Becker. El chico de siempre de Rolly Haatch me gustaría que nos acomodásemos aquí, en este espacio que se ve en el fondo del blog (supongo que está para este tipo de ocasiones, pues vengo a hablarte de una historia que me cautivó y apasiona). Además, te pediría que tomases el vaso con tu bebida favorita que hay sobre la mesita. Enciendo unas velas aromáticas y me siento en el silloncito, sobre las piernas. Un «tía, cuenta» sale de tus labios. Un brillo de emoción en mis ojos es la respuesta. Una que va acompañada de un «por dónde empiezo». Imagino que la opción correcta es empezar por el principio, aunque no sea la versión más reseñista... ¿Qué te parece si comienzo contándote de qué va y luego te cuento cómo llegué yo a esta historia? ¿Sí? Vale.
Jake Becker. El chico de siempre narra la historia de un Jake universitario anterior al de la trilogía Amor y Virtud. Así que estamos en Utah en 1984. Becker cursa una carrera con una beca de fútbol americano. A pesar de estar rodeado de gente, el joven posee un carácter reservado, taciturno, por lo que no se relaciona demasiado con el resto del alumnado o jugadores. Esto de debe a su esfuerzo activo de separar su vida personal y académica con una fuerza titánica la Hannah Montana de los 80. Por supuesto, todo en la vida de Jake ―porque ya era así mucho antes de 1986― está definido tanto por la mala suerte como por las malas decisiones. De este modo, los problemas familiares repercuten en su concentración en la universidad, sus dilemas universitarios con el fútbol, el fútbol con la familia. De este modo, entra en un círculo vicioso. Sosteniendo a este Becker vapuleado por la vida se encuentra su amiga Beth. Una chica con un sueño demasiado intangible, un novio de mierda un poco cuestionable y una amistad inusual con Jake ―primero, porque no es algo sencilla en sí mismo; y segundo, bueno, en determinado momento fingió salir con él―. No será la única persona que se preocupa por el joven. Esta novela, quizá, se podría resumir en que es el viaje a la tierra prometida, el roce del cielo y la caída al infierno de Jake Becker. Un chico tan corriente como su concepción de la vida.
¿Cómo lo ves con esto? ¿He conseguido que te llame la atención?
Te cuento un poco más.
Estaba pensando en Estados Unidos, la ambientación de Jake Becker, y de algún modo me he ido a pensar en el sueño americano. Creo que es uno de los tópicos que más se venden del país. Ya lo dijo Walt Disney: «Si puedes soñarlo, puedes hacerlo». Tal vez este sea el eje sobre el que gira la novela. Es un drama costumbrista, así que, tal vez, no sea estrictamente una historia de superación, pero no será porque Jake no lo intenta. Y esto es porque casi está recogida en una enmienda (eso de esforzarse, de estar, de tratar de llegar a todo, aunque implique dejarte por el camino la salud mental). Así que sí, diría que Jake Becker va del sueño americano, de uno que se tuerce. También trata de familia, del miedo a perderse, de la angustia por no ser suficiente ―o, simplemente, no ser en toda su magnitud― o el dolor de caerse y no llegar a levantarse. También va de otra cosa muy yanqui, de las celebraciones, individuales de ese logro minúsculo o de esa victoria de tu equipo. Estas son las estrellas que se ven en la noche oscura.
La primera vez que terminé de leer esta historia pasé a ser un millón de emociones contenidas en un cuerpo demasiado pequeño ―¿cómo procesas todas las emociones de todo lo que te he explicado?― Recuerdo perfectamente que estaba en mi cama leyendo y pasé la última página con el corazón encogido. La segunda vez, me hizo comenzar el libro de nuevo.
*Pausa*
Parece que ha llegado el momento de contarte cómo llegué a esta historia. Entiendo que puede parecer rara tanta lectura par aun libro que se publicó ayer, jeje.
Era octubre de 2022 cuando Rollly comienza a publicar en Wattpad Jake Becker. En cuanto lo vi en Twitter me guardé la lectura para empezarla en cuanto pudiera. Recuerdo que tardé varias semanas. Si no me falla la memoria, cuando la empecé ya había 8 capítulos; me los bebí.
Esta lectura fue un reencuentro. Fue como volver a casa, esa que eran (son) los Becker. Con cada notificación de actualización, yo corría a la app para leerlo. Al ser una historia que ocurre unos años antes de Amor y virtud, sabía cosas y gritaba con esos sucesos que desembocaban en la trilogía. Llené los capítulos de comentarios y me enamoré de Beth (lo siento Jake, pero ella es lo más). Y le hice un fanart. Y a Jake, fanfics.
Me alegré muchísimo cuando supe que la historia se publicaría. Esto pasó a pocos capítulos del final. Lo que implicó que la publicación se cortó. PERO gracias a Rolly pude terminar de leerla cuando le puso el punto y final. Esta fue esa primera vez que la concluí. ¿El resultado? Muchos chillos escritos a la autora. El epilogo me mató y ahí me quedé. (No estoy segure de haber salido de ahí, la verdad).
Después llegó el momento beteo. Y ahí llegó la segunda lectura. Este texto estaba más perfilado. Había cambios y escenas eliminadas (eso me hizo sentir que había ojeado primero la versión extendida jkjkjkj). Después de sugerencias y comentarios (seguí faneando), terminé como huerfane, como que no podía dejar a esta gente, así que lo volví a empezar conforme lo terminé, y me lo releí en un día. Mi Imperio romano sí es.
No sé si seré muy objetive con esta reseña, pero, en realidad, no es mi fin. Mi fin es tratar de trasmitirte qué ha sido esta lectura para mí.
*Sigamos*
El caso es que Jake Becker, para mí, fue un viaje emocional. Pasan muchas cosas, tiene un ritmo muy similar al de la trilogía y cada evento es relevante. No obstante, no quiero quedarme con esto o no solo. Hay una cosa que me gusta mucho de cómo escribe Rolly Haatch y es que las escenas cotidianas, esos momentos pequeños de reunión familiar, de ceño fruncido, de pizza en la mano se llenan con algo intrínsecamente fascinante. A ver si me explico, resulta similar a cuando rebuscas en una caja de fotos antiguas y tomas una donde la luz ha comenzado a conquistar las formas de los sujetos que posan en ellas, el flash, que se marcó en la esquina superior gracias a un dedo, contrasta de un rojo intenso con esa sonrisa cálida de le protagonista. No me olvido de esos bordes desgastados por sacarla y manosearla. Eso es lo que tiene el costumbrismo de la autora
Ya que hablamos de esa nostalgia, de echar la vista atrás, también me gustaría hablarte de cómo ha ido cambiando y madurando el estilo de Rolly Haatch. Esta historia ha crecido, se ha llenado de experiencia como la historia de Jake con esta precuela. Con su ya típica narradora que se acerca a los personajes para darle una palmadita en la espalda, contemplarlos con mimo ―pese a sus errores o aciertos― o se aleja para ver una panorámica de un contexto detallado. El contexto, por favor, no dejes que esta charla termine sin que te cuente que más sobre esto, pues en Jake Becker te puedes encontrar: comida, supermercados, música, peinados, movidas adolescentes yaquis... Hay un trabajo para que te sitúes y te recrees en los años ochenta. Se hace a través de la narración, con pequeños y grandes detalles, con los gustos de los propios personajes, con situaciones diarias o la música.
Música que nos lleva a hablar de Beth. Un personaje que aparece tímidamente en un momento dado y que luego se hace la reina de la novela. No es la protagonista, no es únicamente su historia. Se podría decir que no es la parte fundamental de la trama de Jake, pero sí lo hace de una manera intrínseca. Cada personaje tiene su pequeña parcela, sus propios problemas que se enlazan a Jake. (Jake es un poco como la mosca que no puede evitar ir a la miel ―la «miel» son los problemas―). Me gusta mucho cómo siempre termina siendo el centro, pese a que hay varios focos narrativos.
Si has leído la trilogía te reencontrarás con varios personajes: Zane, Ari, Emma, Sara... Es un momento increíble. No voy a decir nada más, por si hay alguien que no ha leído el resto de libros. Creo que es conveniente decir que no es necesario leer Amor y Virtud para poder disfrutar de esta lectura. Son independientes, pues conocer aquí a los Becker y enamorarte de ellos, de sus dinámicas, de sus maneras de entender el mundo.
¡Por favor no entiendo cómo se me ha podido olvidar esto! Es una novela costumbrista, con drama, música y ¡fútbol americano! Ya sé que te he dicho que Jake tiene una beca deportiva. Lo que se me olvidaba decirte es que el fútbol tiene su propia trama, con partidos, conversaciones, un glosario con palabras y mucho curro por parte de Rolly ―ella es muy fan―. Así que si eres de esas personas que les encanta leer este tipo de historias, esto no te defraudará. De hecho, a mí me flipa ―creo que esto ya te lo he contado muchas veces― y gozé muchísimo esta parte. ¡Vamos, Ice Falcon!
Creo que ya me he enrollado suficiente, o, por lo menos, creo que no me olvido de nada importante. Bueno, sí se me olvida. Jake es un personaje demirromántico. Tal vez parezca algo sutil en la lectura, pues es verdad que son los ochenta, y de estas cosas no hablaba, no había información y estaba todo aislado, pero quiero resaltar que hay un momento en el cual yo dije: "yo he pensado lo mismo". Así que si estás en el espectro o lo conoces, te darás cuenta de los detalles. Yyyy, no me quiero ir sin mencionar brevemente que Jake es un personaje alosexual, pero que su posición con respecto al sexo es, más bien, indiferente. Esto me ha gustado mucho, porque se ve en determinados instantes ese trasfondo o cómo lo vive; ese pequeño matiz, que generalmente no se suele ven en personajes alo, le da cuerpo a su manera de entender el mundo.
Y ahora sí, voy a hacer un pequeño resumen de lo que es esta novela. Jake Becker se trata de una historia autoconclusiva, que navega por la vida de una familia estadounidense de clase trabajadora con sus problemas para mostrar las dificultades a las que se pueden enfrentar o la tensión del día a día. Las relaciones interpersonales poseen un gran peso. Por ello, podemos encontrar relaciones maternofiliales, amistades, enemistades... tan intrínsecamente atadas a la cotidianeidad que cada acto tiene una consecuencia.
Ya solo me queda recomendártela si te gustan este tipo de historias. Yo la disfruté muchísimo y espero que tú también lo hagas si te animas.
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