Llevo ya un tiempo queriendo hacer un diario de memorias de escritura. De hecho, a principios de año me hice con un bullet journal para llenarlo de pensamientos, de líneas, de improvisación, de recuerdos sobre mi proceso creativo. El caso es que no he llegado a estrenarlo (porque al final las oposiciones quitan mucho tiempo, porque el cuaderno se pierde entre los papeles y libretas de mi mesa, porque y siempre porque...). Creo que me resulta más sencillo venir aquí y elucubrar en voz alta. Así que aquí empieza mi MEMORIAS DE ESCRITURA. Espero que te resulte, como mínimo, interesante o curioso
Echar la vista atrás y contemplar algunos de tus primeros escritos suele remover muchas emociones. En mi caso, me trae a la mente esta pregunta, pues es un tema que me interesa (y ahora me preocupa) desde que cursé tercero de carrera y, en clase de literatura de postguerra, el profesor nos habló de cómo se habían abordado la vejez artística algunos poetas. También nos expuso los dos caminos que se solían tomar:
1.
Volver
a echar la vista atrás y reescribir esos temas de juventud, en un intento
estéril por arañar ese pasado y traer a un presente que parece no interesar.
2.
Dejar
de crear.
Casi
parecen posiciones radicales, pues, desde mi punto de vista, esto, intuyo, tiene
más que ver con cómo se concibe la senectud en nuestra sociedad y cultura.
Porque conocemos autores que siguen creando más allá de su madurez artística,
cuando se han caído de ella, ¿no?
La
acción de cultivar un arte implica que hay un iniciación, una maduración (todo
ya va sobre ruedas) y, se presupone, una decadencia. Antes de la caída, ¿dónde
queda el punto de maduración? Cuando pienso esto, siempre me acuerdo de Lorca.
De él dicen que estaba muy cerca de su madurez artística. Tenía 38 años cuando
lo asesinaron. Una edad que me queda lejos, pero no tanto.
Muchas
veces tengo la sensación de al no ser une autore leído parce que tu carrera
creativa no sucede, pero no es así. Sigo tratando de perfilar mi estilo, mis
temas, mi literatura al fin y al cabo. No nos engañemos, todes tenemos leitmotiv, temas por los que nos gusta
movernos, tópicos, líneas que nos gustan investigar. Entonces creces, a ojos
propios y, además, puede, a los ajenos. ¿Cuándo te encuentras en la cima? ¿Qué
te espera al otro lado?
La
caída de esa madurez no creo que tenga que ver con la falta de creatividad,
sino con cómo enfocas los temas, cómo te sigues desarrollando, tú mirada
interesada e interesante dentro de una creatividad que puede o no quemarse.
¿Puede ir ligada con la desilusión? ¿Con el desinterés?
No
sé a dónde va. No sé cuánto me queda, pero tengo mucha curiosidad por seguir mi
propio proceso. Supongo que parafraseando a Peter Pan: crear será la mayor
aventura. Y por eso tengo un diario que espero que me alumbre en estas
cuestiones dentro de unas décadas.
.png)

Comentarios
Publicar un comentario